I
Ayer
estuve en casa de Marta. Habíamos quedado para pasar el sábado juntas:
folleteo, comida y cine. En tema folleteo el plan era primero ducharnos para
estar bien limpitas, y luego, tachán tachán: lamernos el culo.
Llegué a la
hora y me abrió desnuda, recién salida de la ducha con el pelo mojado y el
cuerpo a medio secar.
(M)-Hola, puta.
(V)- Hola, guarrilla.
Cerró la
puerta y nos comimos los morros.
(M)-Si te quitas la ropa y pasas a la bañera, te
doy una ducha.
Me enjabonó el
cuerpo entero con las dos manos mientras charlábamos, de cómo nos había ido la
semana, de qué echaban en el cine... Me lavó el pelo con champú, me enjabonó la
nuca, las axilas, las tetas, el coño, los pies, el culo, deteniéndose en él,
metiéndole un dedo y frotando, aclarándolo varias veces y volviendo a
enjabonarlo mientras yo le preguntaba qué había hecho para comer.
Puso el grifo en
frío y lo abrió al máximo de presión para quitarme el jabón con un buen
manguerazo de agua helada y luego me secó con una toalla de la cabeza a los
pies.
Salí de la
bañera y le dije, mientras extendía la toalla mojada en el suelo y me tumbaba
en ella boca arriba:
(V)- Martita, cerda... Tengo que entrar en calor.
La miraba
sonriendo desde el suelo, con las piernas abiertas, y ella de pie delante de
mí.
(V)- ¿No tendrás nada caliente que me puedas echar
por encima? Para... quitarme el frío.
(M)-Pues... mmmh... se me ocurre algo...
Mientras se
colocaba encima de mí, de pie, con un pie a cada lado de mi cuerpo, apretando
ligeramente contra mis costados, y yo abría más las piernas y me frotaba el
coño con la mano derecha y con la izquierda sujetaba su pierna justo por debajo
de la rodilla.
Sonreíamos las
dos.
(V)-Dale, Marta. Soy tu orinal.
Empezó a mearme
y solté su pierna para restregarme con la mano por todo el cuerpo lo que estaba
cayendo a chorro en mis tetas. Desde luego había entrado en calor y gemía
mientras con la mano derecha me metía dos dedos en la vagina y con la izquiera
esparcía la orina de marta sobre mí.
Después de mear
se puso en cuclillas, acercó el coño a mi boca y me acarició la nuca con la
mano. Le lamí el coño para limpiarla, cuidando de coger con la lengua todas las
gotas que brillaban en sus pelos. Pegó el coño a mi boca con fuerza, lo frotó
por mi cara: de la boca a la frente, de la frente a la boca, varias veces, y
luego, apretándolo fuerte contra mi piel y frotándose, fue bajando por mi
cuello, mis tetas, mi vientre... Se puso de rodillas entre mis piernas, empezó
a lamerme la mano con la que me masturbaba, luego frotó su cara contra el
interior de mis muslos, luego me sacó la mano del coño y empezó a comérmelo a
sorbetones mientras yo le agarraba el pelo y le arañaba la cabeza hasta que me
corrí.
Me puse de pie y
Marta me secó el pis con la toalla.
(M)-¿Te apetecen un vermut y unas aceitunas?
(V)-Venga.
Y fuimos a la
cocina.
II
Marta puso hielo
en los vasos, cortó unas rodajas de limón y sirvió dos vermuts.