sábado, 1 de febrero de 2014

*I


Durante el desayuno hablamos, mucho. Sobre todo, de las cosas que nos gustaban y que teníamos ganas de hacer juntas. Además de las que habíamos hecho por la noche, otra de las cosas que ya os imagináis que nos gusta es contarlo, así que empezamos a escribir lo que habíamos hecho por la noche el día antes, que es lo que habéis leído hasta ahora en el blog. E hicimos una lista de cosas divertidas, que todavía es pequeña, pero crecerá. Y lo que hagamos os lo cuento.

Una de las cosas que nos gustan es estar en pelotas. Aunque no sea para follar. Fregar los platos de la cena en pelotas con Marta al lado sin nada de ropa bebiéndose su café me gusta, me gusta mucho. Y es lo que hicimos.

Por el día solemos tener cosas que hacer, como todo el mundo, y no creo que os interesen. Pero volvimos a quedar dos días después y eso seguro que os va agustar leerlo.

*II

Esta vez sabíamos a lo que íbamos, y no quiero decir “sabíamos que íbamos a follar”, que también. Íbamos a tachar una cosita de la lista: queríamos, deseábamos, nos moríamos de ganas por mearnos en los pantalones. Y en las bragas, y en la falda, y en todo. El plan era beber mucha agua y mearnos muchas veces, así que compramos varias botellas de agua mineral para hacerlo en plan pro: si vamos a pasarnos la tarde bebiendo agua por litros, mejor que seapa buena.

Os dije que nos gusta estar en bolas, así que cuando vino Marta yo ya estaba como Dios me trajo al mundo. Picó al timbre, le abrí la puerta y ahí mismo en el rellano le dije:

(v)-¡Hola!¿No tienes calor? Aquí dentro hace calor, mejor que no entres tan abrigada, ¿sabes?... mejor... me vuelves a picar cuando estés, porque sólo de pasar un segundo en este horno vestida como un esquimal te me vas a derretir.

Y le cerré. Me quedé con la espalda contra la puerta y volvió a picar. Tenía toda su ropa en las manos, hasta las bragas y las zapatillas de deporte.

(v)-Así ya creo que puedes pasar. ¿qué tal?

Así como estábamos fuimos a la cocina, nos preparamos un té y estuvimos tres cuartos de hora charlando sin más, como siempre, pero esta vez desnudas. Hasta que nos entraron ganas de ir al baño. Y empezamos a beber agua, para tener más ganas aún. Bueno, de ir al baño no, fuimos al dormitorio y abrimos el armario.

*III

Saqué todas las braguitas que tenía, todos los pantalones, y todas las faldas y los puse en un montón encima de la cama. Luego cogí el cesto de la ropa sucia y lo vacié encima.  Teníamos toda mi ropa encima de la cama para escoger, ropa limpia y ropa sucia, toda menos la que habíamos tenido puesta que estaba aparte para poder vestirnos después. A parte de eso, toda. Y la vejiga nos apretaba a las dos.

La fuimos mirando poco a poco: braguitas blancas y braguitas negras con encaje, unas bragas rosas, pantalones vaqueros, una falda de pana,... mucha ropa distinta, vamos.

Marta se puso una de mis braguitas blancas con una mariposa bordada y yo unos vaqueros, sin nada debajo. Tenía muchísimas muchísimas ganas de mear. Y quería hacérmelo encima mientras Marta me miraba. ¡Y no me salía! apretaba y apretaba y nada. Tuve que ponerme en cluclillas en medio de la habitación e imaginarme que estaba en el baño y al final conseguí mearme. Marta me miraba y se frotaba el coño.

Luego se meó ella y consiguió hacerlo de pie. Era precioso cómo se le mojaban las bragas y le corría la meada por las piernas hasta los pies y hacía un charquito en el suelo. Le quité las bragas y luego ella me fue a quitar los pantalones y cuando me los habia bajado por los tobillos le dije:

(v)-Espera, que hay más.

Meé más y ella miraba salir el pis con la cara a la altura de mi coño. Metió la cabeza entre mis muslos con la cara hacia abajo y se frotó contra mí mientras le meaba en el pelo. Y nos fuimos a la cama, desnudas y meadas, a comernos los coños.

Después de follar nos quedamos diez minutos tumbadas boca arriba en la cama y nos pusimos a beber agua. Porque teníamos sed después de hacer deporte, y porque todavía nos quedaba ropa que mear.

Nos vestimos enteras. Bragas, sujetador, pantalón y blusa. Nos quedamos de pie en medio de la habitación, con las piernas separadas. Abracé a Marta por la espalda, le agarré las tetas y le dije:

(v)- ¿Eres mi putita cochina?
(m)-Sí, soy tu putita cochina, Vero. Tu puta puta cerda.
(v)-Pues quítate la blusa y el sujetador, nena.

Se los quitó y los tiró al suelo, entre sus pies. Le acaricié las tetas, se las agarré con fuerza, jugueteé un poco con ellas y empecé a pellizcarle y a retorcerle los pezones. Marta me agarraba el culo con las dos manos y me apretaba contra ella.

Empecé a mear yo primero, y mojé mis piernas y las suyas. Ella meó con las piernas muy muy abiertas y caía todo a través del pantalón mojado encima de la blusa y el sujetador que estaban en el suelo. Y mientras, yo le retorcía los pezones y me frotaba contra su culo.

Después de mearnos, me tumbé en el suelo boca abajo, vestida como estaba, me froté las tetas contra el suelo meado, me giré sobre la espalda, miré a Marta, que me sonreía de pie a mi lado, y le tiré un beso mientras me llevaba la mano al coño.

Mientras yo me masturbaba, ella cogió el sujetador mojado del suelo y se lo puso. Luego se inclicó y me frotó las tetas por la cara. Se puso también la blusa, y se quitó los pantalones y las bragas. Estaba preciosa delante de mí con el culo al aire. Cogió las bragas con una mano y las dejó caer en mi cara.

Me estaba masturbando tumbada boca arriba en el suelo con las bragas meadas de Marta en la cara. Espera, voy a repetirlo: me estaba masturbando tumbada en el suelo y tenía en la cara las bragas que Marta acababa de mear. Bragas meadas Marta cara. Saqué la lengua y me puse a jadear como una perra.

Marta colocó las bragas de forma que mi boca asomaba, se puso en cluclillas encima de mi cara, me puso el chocho en la boca y dijo:

(m)- Eres una puta, vero.
(v)-Sí.
(m)-Una puta perra.

Yo jadeaba como una perra.

(m)-¿Eres mi perra, Vero?
(v)-Sí. Soy tu puta perra.
(m)-Pues lame, perra.

Y así se nos fue la tarde ;)