*I
Durante
el desayuno hablamos, mucho. Sobre todo, de las cosas que nos gustaban y que
teníamos ganas de hacer juntas. Además de las que habíamos hecho por la noche,
otra de las cosas que ya os imagináis que nos gusta es contarlo, así que
empezamos a escribir lo que habíamos hecho por la noche el día antes, que es lo
que habéis leído hasta ahora en el blog. E hicimos una lista de cosas
divertidas, que todavía es pequeña, pero crecerá. Y lo que hagamos os lo
cuento.
Una de las cosas que nos gustan es estar en
pelotas. Aunque no sea para follar. Fregar los platos de la cena en pelotas con
Marta al lado sin nada de ropa bebiéndose su café me gusta, me gusta mucho. Y
es lo que hicimos.
Por el día solemos tener cosas que hacer, como todo
el mundo, y no creo que os interesen. Pero volvimos a quedar dos días después y
eso seguro que os va agustar leerlo.
*II
Esta vez sabíamos a lo que íbamos, y no quiero
decir “sabíamos que íbamos a follar”, que también. Íbamos a tachar una cosita
de la lista: queríamos, deseábamos, nos moríamos de ganas por mearnos en los
pantalones. Y en las bragas, y en la falda, y en todo. El plan era beber mucha
agua y mearnos muchas veces, así que compramos varias botellas de agua mineral
para hacerlo en plan pro: si vamos a pasarnos la tarde bebiendo agua por
litros, mejor que seapa buena.
Os dije que nos gusta estar en bolas, así que
cuando vino Marta yo ya estaba como Dios me trajo al mundo. Picó al timbre, le
abrí la puerta y ahí mismo en el rellano le dije:
(v)-¡Hola!¿No
tienes calor? Aquí dentro hace calor, mejor que no entres tan abrigada,
¿sabes?... mejor... me vuelves a picar cuando estés, porque sólo de pasar un
segundo en este horno vestida como un esquimal te me vas a derretir.
Y le cerré. Me quedé con la espalda contra la puerta
y volvió a picar. Tenía toda su ropa en las manos, hasta las bragas y las
zapatillas de deporte.
(v)-Así ya
creo que puedes pasar. ¿qué tal?
Así como estábamos fuimos a la cocina, nos
preparamos un té y estuvimos tres cuartos de hora charlando sin más, como
siempre, pero esta vez desnudas. Hasta que nos entraron ganas de ir al baño. Y
empezamos a beber agua, para tener más ganas aún. Bueno, de ir al baño no,
fuimos al dormitorio y abrimos el armario.
*III
Saqué todas las braguitas que tenía, todos los
pantalones, y todas las faldas y los puse en un montón encima de la cama. Luego
cogí el cesto de la ropa sucia y lo vacié encima. Teníamos toda mi ropa encima de la cama para escoger, ropa limpia
y ropa sucia, toda menos la que habíamos tenido puesta que estaba aparte para
poder vestirnos después. A parte de eso, toda. Y la vejiga nos apretaba a las
dos.
La fuimos mirando poco a poco: braguitas blancas y
braguitas negras con encaje, unas bragas rosas, pantalones vaqueros, una falda
de pana,... mucha ropa distinta, vamos.
Marta se puso una de mis braguitas blancas con una
mariposa bordada y yo unos vaqueros, sin nada debajo. Tenía muchísimas
muchísimas ganas de mear. Y quería hacérmelo encima mientras Marta me miraba.
¡Y no me salía! apretaba y apretaba y nada. Tuve que ponerme en cluclillas en
medio de la habitación e imaginarme que estaba en el baño y al final conseguí
mearme. Marta me miraba y se frotaba el coño.
Luego se meó ella y consiguió hacerlo de pie. Era
precioso cómo se le mojaban las bragas y le corría la meada por las piernas
hasta los pies y hacía un charquito en el suelo. Le quité las bragas y luego
ella me fue a quitar los pantalones y cuando me los habia bajado por los
tobillos le dije:
(v)-Espera,
que hay más.
Meé más y ella miraba salir el pis con la cara a la
altura de mi coño. Metió la cabeza entre mis muslos con la cara hacia abajo y
se frotó contra mí mientras le meaba en el pelo. Y nos fuimos a la cama,
desnudas y meadas, a comernos los coños.
Después de follar nos quedamos diez minutos
tumbadas boca arriba en la cama y nos pusimos a beber agua. Porque teníamos sed
después de hacer deporte, y porque todavía nos quedaba ropa que mear.
Nos vestimos enteras. Bragas, sujetador, pantalón y
blusa. Nos quedamos de pie en medio de la habitación, con las piernas
separadas. Abracé a Marta por la espalda, le agarré las tetas y le dije:
(v)- ¿Eres
mi putita cochina?
(m)-Sí, soy
tu putita cochina, Vero. Tu puta puta cerda.
(v)-Pues
quítate la blusa y el sujetador, nena.
Se los quitó y los tiró al suelo, entre sus pies.
Le acaricié las tetas, se las agarré con fuerza, jugueteé un poco con ellas y
empecé a pellizcarle y a retorcerle los pezones. Marta me agarraba el culo con
las dos manos y me apretaba contra ella.
Empecé a mear yo primero, y mojé mis piernas y las
suyas. Ella meó con las piernas muy muy abiertas y caía todo a través del
pantalón mojado encima de la blusa y el sujetador que estaban en el suelo. Y
mientras, yo le retorcía los pezones y me frotaba contra su culo.
Después de mearnos, me tumbé en el suelo boca
abajo, vestida como estaba, me froté las tetas contra el suelo meado, me giré
sobre la espalda, miré a Marta, que me sonreía de pie a mi lado, y le tiré un
beso mientras me llevaba la mano al coño.
Mientras yo me masturbaba, ella cogió el sujetador
mojado del suelo y se lo puso. Luego se inclicó y me frotó las tetas por la
cara. Se puso también la blusa, y se quitó los pantalones y las bragas. Estaba
preciosa delante de mí con el culo al aire. Cogió las bragas con una mano y las
dejó caer en mi cara.
Me estaba masturbando tumbada boca arriba en el
suelo con las bragas meadas de Marta en la cara. Espera, voy a repetirlo: me
estaba masturbando tumbada en el suelo y tenía en la cara las bragas que Marta
acababa de mear. Bragas meadas Marta cara. Saqué la lengua y me puse a jadear
como una perra.
Marta colocó las bragas de forma que mi boca
asomaba, se puso en cluclillas encima de mi cara, me puso el chocho en la boca
y dijo:
(m)- Eres
una puta, vero.
(v)-Sí.
(m)-Una puta
perra.
Yo jadeaba como una perra.
(m)-¿Eres mi
perra, Vero?
(v)-Sí. Soy
tu puta perra.
(m)-Pues
lame, perra.
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