*I
¡Hola a todos! Me llamo Verónica, y voy a contaros la tarde de ayer con mi amiga Marta (¡Hola marta! :)).
Habíamos quedado para
tomar unas cervezas en el Bora-Bora, que está como a medio camino entre su casa
y la mía. Yo iba con una falda blanca un poco por encima de la rodilla, una
camisa azul claro, unas braguitas lilas y, para estar más cómoda, sin
sujetador. Llegué primero y la esperé sentada en la barra. Al poco aparece ella
con sus vaqueros ajustados y su camisa blanca algo abierta, pedimos y charlamos
durante una hora. La imagen la tenéis ya y lo que hablamos eran cosas de tías
que total no os importan, a lo que vamos:
Cuando íbamos
por la mitad de la tercera cerveza, y no había nadie en la zona de la entrada
donde estábamos nosotras, sólo las tres mesas del fondo estaban ocupadas, Marta
se me acerca un poco, me pone la mano en la cadera, toma un trago de cerveza,
me mira a los ojos de cerca y ... ¡eructa! Era la primera vez que hacía algo
así, me quitó la mano de la cadera y nos echamos a reír las dos. Luego dijo:
(m)-No sabes cómo me ha
gustado hacer eso.
Sonreí, miré al techo,
miré al frente, la miré a ella, sonreí más... no sabía qué decir, joder,
estábamos un poco borrachas y mi amiga me acababa de eructar en la cara,
todavía sentía en mi piel el aire caliente que había salido de su boca y hasta
algunas gotitas de saliva o cerveza o lo que fuera. Y es que me gustaba. Le
respondí:
(v)-Venga, ¡ahora yo!
Tomé un trago de cerveza
y ella echó la cara hacia delante, sonriendo, tragué la cerveza y... ¡pum!
jajaja. Nos echamos a reír, esta vez con más fuerza. Y, bueno, decidimos
tomarnos la cuarta en mi casa. ;)
*II
Cuando salimos
a la calle lo primero que hicimos fue reírnos. Mucho. Las dos. Y dije yo:
(v)-Casi me meo, joder. Vamos a
mi casa, entonces, ¿no?
(m)-Vamos, vamos.
Y echamos a andar y tal, de esto que le pregunto:
(v)-Y dime tú.. ¿qué te apetece hacer
cuando estemos en mi casa?
(m)-Pues.. si volvemos a hacer lo que hicimos en el bar, yo encantada. Y ya
puestas, ver cómo te meas de verdad sería un puntazo.
Joder, se me aceleraba el pulso, es difícil de explicar.
(v)-Guay.
Dije sonriendo mientras le ponía una mano en
la espalda, a la altura de los riñones, por debajo de la camisa, y la iba
acariciando poco a poco hacia abajo, la metía en su pantalón, y así, sonriendo
y con mi dedo corazón jugueteando en su ano, caminamos hasta mi piso.
*III
La verdad es que cuando llegamos a mi piso
era tarde, no habíamos cenado, y teníamos hambre. Nos quitamos los zapatos, nos
pusimos zapatillas de andar por casa y fuimos derechas a la nevera.
Si estáis esperando que encuentre un bote de nata montada y se
me ocurra qué sé yo, podéis olvidaros. Encontré huevos. Y un tupper con arroz.
Y un brick de tomate. Fui friendo cuatro huevos y Marta cortó el pan y abrió
unas cervezas y cuando los huevos estuvieron fritos los saqué a un plato grande
y calenté el arroz y el tomate todo junto en la sartén.
(v)-Martita guapa, ¿te parece si cenamos en el sofá? Puedes sentarte ya si
quieres, voy enseguida.
Saqué el arroz con tomate al plato de los huevos, coloqué los
trozos de pan encima, y fui caminando, canturreando y dejando bailar mis
caderas hacia el sofá donde Marta me esperaba tumbada, dejé el plato en la
mesa, me abrí la camisa, cogí una de las
botellas de cerveza que ella había dejado encima de la mesa, tomé un
trago y, bueno, trago igual no es la palabra porque no tragué nada, dejé la
cerveza en la boca, junté los labios en una pequeña “o”, me incliné sobre ella
poco a poco, balanceando las tetas, le levanté un poco la camisa y... solté
primero un pequeño chorro de cerveza en su ombligo, que ella se restregó con la
mano por toda esa barriguita plana suya. Con el resto de la cerveza en la boca,
me coloqué encima de ella en el sofá, acerqué mi cara a la suya mientras ella
sonreía y murmuraba...
(m)-másporfavormás...
y dejé correr la cerveza poco a poco por mi barbilla, cayendo
sobre su cara mientras ella cerraba los ojos, sacaba la lengua y se relamía. Ya
no estábamos en el bar, no había nadie más aquí, no hacía falta ser discretas:
abrí la boca como un hipopótamo, la acerqué a un centímetro de su cara y
eructé. Le lamí la nariz, sonreí, y me senté a su lado.
Seguíamos con hambre. Le desabroché todos los botones de la
camisa, y le miré las tetas. Cogí una en cada mano y se las apreté bien fuerte.
Luego puse un huevo frito sobre su teta izquierda, un huevo frito sobre su teta
derecha, un montón de arroz con tomate en el canalillo... uhuh!! Empiezo a
morder un trozo de clara y me dice:
(m)- Mastica con la boca abierta, porfa.
Pienso “joder, qué guarra. Pero, joder, ¡qué guarra!” y se me
hacía el coño agua. Al masticar, caían granos de arroz de mi boca que se
juntaban con el resto o se quedaban encima de los huevos. Bajé otra vez la
cabeza para coger más arroz, y para morder otro trozo de huevo, y al romper la
yema me manché los labios, la barbilla y hasta la punta de la nariz. Mientras
yo seguía cogiendo la comida con los labios directamente de sus tetas y
masticándola con la boca abierta, ella me agarraba las nalgas con las dos
manos, clavándome los dedos, y miraba mi boca: la comida convirtiéndose en una
masa, los granos de arroz cayendo, la yema y la saliva que corrían de mi labio
inferior a mi barbilla.
Soltó una de mis
nalgas y con un dedo empezó a acariciarme el ano. Le dije:
(v)- No hagas eso.
Mientras le agarraba la muñeca.
(v)- Haz mejor esto.
Y metí su dedo en mi culo con tanta fuerza que me dolió durante
dos días. Pero joder si valió la pena ;).
Y seguí comiendo mientras ella me metía y me sacaba el dedo del
culo hasta que me acabé mis dos huevos. Era hora de que comiera ella :).
Se incorporó un poco
contra el brazo del sofá, cogí un poco de arroz en la mano y se lo acerqué a la
boca. Hizo “¡Flup!¡plop!¡flup!” y lo fue sorbiendo todo poco a poco, lo masticó
y ¡lo volvió a escupir en mi mano! Después abrió la boca, pegó los labios a mi
mano, y la cerró cogiéndolo todo de una vez. Lo volvió a masticar y otra vez a
echarlo en mi mano. Me estaba calentando tanto que, con la otra mano, me metí
tres dedos por el coño.
Seguimos así: las dos
con la camisa abierta, ella tumbada en el sofá y yo encima. Las dos manchadas
de tomate, granos de arroz y yema, ella en las tetas y yo en los morros y la
nariz. Su dedo seguía bien dentro de mi culo y lo movía en círculos, mientras
yo con una mano me masturbaba y con la otra le llevaba arroz y huevo a la boca.
Ella cogía en la boca lo que yo le acercaba, lo masticaba, lo escupía en mi
mano, lo volvía a coger en la boca y lo tragaba. Y así hasta que se acabó el
plato.
Dije:
(v)- Tengo la cara sucia, mmmh...
(m)- voy a tener que limpiarte, ¡ven
acá!
Y empezó a lamerme la nariz y los morros con la punta de la
lengua, a lametones cortos. Nos besamos con lengua y empecé a lamerle las tetas
para limpiarla a ella, luego la barriga, y luego... le bajé los pantalones por
la rodilla, le cogí las bragas con los dientes y se las bajé por la mitad del
muslo.
(v)- Soy tu puta cerda esclava y te
voy a comer el chocho hasta que te corras y me voy a beber todos los liquiditos
que te salgan de ahí porque para eso soy tu perra.
Ella sonreía y respirábamos cada vez más rápido.
(v) Sólo dime: “chupa, puta, chupa”.
Dímelo, porfa, dímelo...
Le comí el coño durante
unos veinte minutos, hasta que se corrió. Y mientras, ella me sujetaba fuerte
por la nuca y decía sin parar:
(m)-Chupa, puta, chupa. Chupa,
puta...puta,¡puta! cómemelo puta...
Era la primera vez que comía un coño: los... liquiditos que
salían tenían una consistencia como de moco y un sabor... como ácido y dulce a la
vez, que me encantaba. Sorbía y sorbía sin parar.
Nos quedamos sentadas
en el sofá, con cara de felicidad. Nos habíamos divertido como nunca y
estábamos cansadas.
Nos duchamos juntas y,
mientras le enjabonaba el coño, me acordé de lo que me había dicho en la calle.
Le pasé la mano por los hombros, la apreté fuerte contra mí, me puse de
puntillas para pegar mi coño a su ombligo...
(m)-¿qué?
(v)-Espera...
Me costó un poco. Me costó porque desde que era un bebé nunca lo
había hecho delante de otra persona y nunca lo había hecho de pie, pero Marta
esperó apretada contra mí hasta que, por fin, me meé. Después se puso de
rodillas en la bañera para lamerme el pis de las ingles, y mientras me lamía se
meó ella también. Terminamos de ducharnos, nos lavamos los dientes, y nos
metimos en la cama a dormir.