¡Hola a todos! Me llamo Verónica, y voy a contaros la tarde de ayer con mi amiga Marta (¡Hola marta! :)).
Habíamos quedado para
tomar unas cervezas en el Bora-Bora, que está como a medio camino entre su casa
y la mía. Yo iba con una falda blanca un poco por encima de la rodilla, una
camisa azul claro, unas braguitas lilas y, para estar más cómoda, sin
sujetador. Llegué primero y la esperé sentada en la barra. Al poco aparece ella
con sus vaqueros ajustados y su camisa blanca algo abierta, pedimos y charlamos
durante una hora. La imagen la tenéis ya y lo que hablamos eran cosas de tías
que total no os importan, a lo que vamos:
Cuando íbamos
por la mitad de la tercera cerveza, y no había nadie en la zona de la entrada
donde estábamos nosotras, sólo las tres mesas del fondo estaban ocupadas, Marta
se me acerca un poco, me pone la mano en la cadera, toma un trago de cerveza,
me mira a los ojos de cerca y ... ¡eructa! Era la primera vez que hacía algo
así, me quitó la mano de la cadera y nos echamos a reír las dos. Luego dijo:
(m)-No sabes cómo me ha
gustado hacer eso.
Sonreí, miré al techo,
miré al frente, la miré a ella, sonreí más... no sabía qué decir, joder,
estábamos un poco borrachas y mi amiga me acababa de eructar en la cara,
todavía sentía en mi piel el aire caliente que había salido de su boca y hasta
algunas gotitas de saliva o cerveza o lo que fuera. Y es que me gustaba. Le
respondí:
(v)-Venga, ¡ahora yo!
Tomé un trago de cerveza
y ella echó la cara hacia delante, sonriendo, tragué la cerveza y... ¡pum!
jajaja. Nos echamos a reír, esta vez con más fuerza. Y, bueno, decidimos
tomarnos la cuarta en mi casa. ;)
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